El ser humano como trascendente
En primer
lugar, el objeto de estudio es el ser humano, como sujeto de derechos y
obligaciones, un ser que es capaz de trascender de su “animalidad” hacia un
comportamiento bondadoso, constructor e integrador, gracias a su racionalidad y un conjunto de fenómenos internos del ser, en cuanto
procesos conscientes o inconscientes con los que se caracteriza su vida
interior como individuo, tales como percepción, aprendizaje, entendimiento,
voluntad, memoria, sentimientos, afectividad, entre otros. El ser humano tiene una inclinación natural
de “dejar huellas”, legados y constituirse en ejemplo o testimonio de otros, en
especial con sus hijos y seres próximos. Si bien no es un comportamiento
corriente, trata al menos una vez en su vida (sin distingo de clase, etnia o
circunstancias de vida).
Desde un punto de vista antropológico y social, el ser humano es la única criatura terrestre que puede también trascender ya que:
- Festeja la unión de un hombre con una mujer, no sólo por la alegría de la nueva pareja, sino por el sentido de beneficio que esto tendrá para la comunidad en general.
- Fomenta la fertilidad y la descendencia en su colectividad como una necesidad de crecimiento, fortaleza y defensa.
- Promueve la cultura, el trabajo y el ocio, como mecanismos de honorabilidad o dignidad.
- Procura ser respetuoso con sus ancianos, sus criterios y enseñanzas.
- Protege de manera especial a sus mujeres y niños.
- Forma y capacita a sus niños para el futuro.
- Procura desde los primeros años, una moralidad y religiosidad particular según sus creencias.
- Motiva a sus jóvenes, cuando en la pubertad está apto para insertarlo con mayores responsabilidades en su comunidad (la superación de la menarquía femenina y las pruebas de aptitud en los jóvenes).
- Festeja el logro de los suyos.
- Acoge a los desvalidos, a pesar de no ser de su comunidad.
- Cuida de los suyos, ante lesiones, en la enfermedad o en el lecho de muerte.
- Entierra a sus muertos o le hace un ritual funeral
- Defiende a su comunidad ante extraños, aún sobre su propia vida.
Los trascendentales
En general,
los grandes trascendentales antropológicos se fundamentan en temas como la
vida, la intimidad, la inteligencia, la conciencia y la libertad, están
abiertos y ordenados al ser y en presencia del sí-mismo, a la espiritualidad de
ser. Más aún, su ser “humano” no se concreta como tal, si no es por el espíritu
que le confiere esta abertura y recepción en su inmanencia del ser trascendente
como dijese Walter Kasper (1985).
La clave es la
aprehensión objetiva del ser-lo-que-es, de ser-activamente-en-el-mundo y de las
cosas-que-le rodean. En otras palabras, del ejercicio digno y libre de su ser
en el mundo, de la capacidad consciente de hacer o poder transformar-algo en
beneficio personal y de los demás o, de perfeccionar sus actos en algún momento
de su vida, no sólo de manera restitutiva o reconciliadora de su biografía.
Este proceso del ser-ético se logra mediante la realización o conquista de
bienes o valores éticos, de actitudes humanas, de conocimientos y creencias,
como aprehensión del ser propio (conciencia), del ser de las cosas
(inteligencia), a través de la libertad que le confiere su bien-ser, su
bien-estar y bien-hacer.
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