Pensamiento
Surge de una situación concreta: el hombre se encuentra frente a problemas nuevos, exclusivos, que no se hablan planteado nunca con tal radicalidad en la historia. Los cambios introducidos por los descubrimientos científicos, el dominio cada vez mayor sobre la naturaleza, el poderla de la energía atómica (podría decirse de la amenaza atómica), la conquista del espacio, las crisis políticas y los conflictos sociales, el despertar de los pueblos colonizados, el hecho consumado de dos guerras trágicas y sobre todo el peligro de una tercera, conmueven las entrañas del mundo contemporáneo. Tomamos conciencia de la precariedad de las estructuras que nos sustentan y de la vertiginosidad con que se operan las transformaciones dando espacio a una trascendencia coherente.
Libertad y trascendencia en el hombre
Libertad y trascendencia
encontrarán su máxima significación en la historia, más aún, es posible afirmar
que de ésta reciben toda su significación. Pero marxismo y cristianismo
encuentran en ellas motivo de profundos desencuentros. Veremos que también de
grandes coincidencias.
La perspectiva
cristiana de hombre, considerado como ser libre y en relación con una
trascendencia absoluta, proporciona una imagen histórica del mimo, que en
nuestros días inicia una ruptura con la tradición inmediatamente anterior,
presentándose como la exigencia de una renovación teológica. Es importante
tener en cuenta esto, porque las críticas a la religión de Feuerbach y Marx
están dirigidas contra la institucionalización alienante de la fe religiosa, y
con estas críticas están de acuerdo incluso algunos cristianos. Pero el hecho
de que soplen vientos de renovación, funda la posibilidad de interpretar la
libertad religiosa desde otra perspectiva más original y profunda. El
descubrimiento esencial de Marx es haber comprendido el significado histórico
de la alienación y haber encontrado en los actos humanos que se hallaba
aparentemente suspendido sobre las cosas y las situaciones históricas,
mostrando al hombre la posibilidad de retomar su propio destino.
Marxismo y cristianismo
Nos brindan
dos concepciones optimistas de la. historia. En el primer caso, el hombre debe
luchar en el presente soñando con un futuro venturoso; en el segundo, el hombre
se realiza como tal dentro de la historia, si bien no puede actualizar en ella
todo su ser. Para el marxismo, la libertad del hombre es el comienzo de la
historia; para el cristianismo, la posibilidad de su totalización se da con el
fin de la historia. En ambos casos, el hombre no es todavía el que debe ser.
Por eso se plantean problemas no sólo teóricos sino también prácticos para
resolver, y se ve la necesidad de no desperdiciar los numerosos puntos de
contacto que ha descubierto el diálogo.
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