Implica trasponer una frontera, pasar de un lugar a otro, superar una barrera. Como tal, proviene del latín transcendentĭa, derivación de transcendĕre, que a su vez se compone de trans, que significa ‘más allá’, y scendere, que traduce "trepar" o "escalar".
De allí que algo que trasciende es algo que supera su importancia circunstancial o su ámbito particular: la trascendencia de las declaraciones de un político, la trascendencia de un acontecimiento íntimo en la vida de un artista. En este sentido, la trascendencia hace referencia al resultado, la consecuencia o la importancia de algo.
Trascendencia en filosofía
En la Filosofía, la trascendencia es lo opuesto a la inmanencia. Como tal, el concepto de trascendencia hace referencia a aquello que se encuentra más allá de la conciencia, por encima de sus límites naturales. De allí que haya asociado a la idea de superioridad. De hecho, en un principio, el término se vinculaba a la naturaleza de lo divino y su relación con el mundo. Desde el punto de vista de la metafísica, la trascendencia se refiere a aquello que no forma parte de la realidad tangible y que, en este sentido, se considera infinitamente superior. Para Kant, por su parte, la trascendencia es la capacidad de la razón para acceder a un nivel de conocimiento superior de los objetos del mundo.
Trascendencia en la religión
En las religiones, el concepto de trascendencia hace referencia a la condición de no estar ligado al mundo material y finito, sino, por el contrario, formar parte de lo inmaterial y lo infinito. En este sentido, la trascendencia es una condición divina que se atribuye, principalmente, a Dios, pues Él está por encima del mundo terrenal, y es su existencia es perfecta e infinita. El concepto de trascendencia, como tal, tiene particular importancia para la teología y para la comprensión de la naturaleza de lo divino.
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